Hoy tuve que llevar a Antonella al médico, al control de todos los meses. La encontró muy bien, engordó 800 gramos. Después de la visita al médico, fui hasta la escuela donde Ayelén está haciendo el viejo primer año del secundario (o el actual octavo grado). La alegría se le puso en la cara cuando me vio que la fui a buscar, con su hermana en brazos. Todos los compañeros de ella se acercaron a verme los que ya me conocían, a conocerme los que me veían por primera vez, alguno se animó a preguntar por mi marido (los que se acuerdan de él de cuando iba al colegio a buscar a Ayu o iba a los actos o a las reuniones de padres) y me felicitaron por Antonellita.
-Es hermosa la nena, Ayu!!-
-¿Viste? ¡Es mi hermanita!-
-¿Es tu mamá?- decían los que no me conocían
-Es mi mamá-
-Es re joven!!-
De ahí nos fuimos a casa de mi mamá. Comimos juntas, hablé con mi hermana que llegó a EEUU bien. Le dí plata para que se compre algunos libros que le pidieron y a eso de las 3 de la tarde me volví.
-Ah, mamá, traelo a Iván la próxima vez que vengas a buscarme a la escuela, quiero que lo conozcan mis compañeros-
Algo está pasando en Ayu por dentro. Está cada vez más conectada con sus 3 hermanos, se está reamigando conmigo. Todavía ni pregunta por su "papá", parece que no existiera para mi hija. Como si los 3 chicos hubieran salido de un zapallo.
Tengo esperanza que algún día vivan los 4 hermanos juntos, que los pueda tener a todos juntos conmigo. Me ayudaría mucho en casa con los pequeñitos, pero las cosas están así.
Está en la pavada que todos estuvimos los que pasamos los 13 años.
Hasta prontito.
Naty
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